Por ahora el tratamiento más efectivo que tenemos para la tartamudez es la terapia logopédica especializada en disfemia. Las medicaciones actuales tienen una finalidad paliativa de los síntomas, pero no la hacen desaparecer. Seguimos atentos en los nuevos estudios emergentes farmacológicos y terapéuticos.
En niños pequeños, de edad infantil: la terapia especializada aplicada precozmente, entre 2 y 6 años, puede hacer remitir la tartamudez completamente. Es muy importante iniciar la terapia enseguida que aparezcan los primeros síntomas. Es un grave error hacer esperar a las familias “a ver si se le va” cuando en realidad, aplicando las técnicas adecuadas, podemos mejorar mucho la fluidez o incluso hacer que remita la tartamudez.
Al contrario de lo que se pensaba hace años, hoy en día sabemos que debemos intervenir precozmente, desde el momento de su aparición, porque los estudios nos han demostrado que es cuando obtenemos mejores resultados.
En los niños entre 2 y 3 años, que hace pocas semanas que han empezado a hacer disfluencias, se aplica la llamada TERAPIA INDIRECTA, en la cual son los padres quienes aplican la terapia en casa, en el entorno natural de los chiquillos, siguiendo las pautas e instrucciones de la logopeda. Esta terapia es muy cómoda de seguir para las familias y, bien aplicada, nos da resultados muy positivos en muy poco tiempo.
En niños más mayores, cuando la tartamudez ya lleva más tiempo instaurada y las disfluencias son más complejas o frecuentes, es mejor seguir la TERAPIA DIRECTA en la cual la logopeda hace las sesiones presenciales directamente con el niño. Y los padres refuerzan en casa lo aprendido en la sesión.
A partir de los 6 años, con el inicio de la escolaridad, siempre se aplicará la TERAPIA DIRECTA. En estas edades, podemos tratar la tartamudez y los movimientos asociados que hayan podido aparecer (parpadeos, movimientos de cabeza…) El objetivo será mejorar al máximo la fluencia pero no nos tenemos que obsesionar con eliminar la tartamudez. La terapia tiene que incluir el trabajo de la aceptación e incidir sobre las emociones que la persistencia de la tartamudez está generando.
Es importante también trabajar en colaboración con las escuelas y asesorarlas según cada caso. La tartamudez es muy diferente de una persona a otra y las pautas a aplicar variarán mucho.
La adolescencia puede ser un momento crítico, de aparición de nuevas dificultades articulatorias y de fluidez. Muchos jóvenes tienden a acelerar su velocidad de habla hasta un 25% más de lo que era habitual. Con esta nueva velocidad, a menudo aparece el farfulleo o CLUTTERING que no es exactamente tartamudez pero sí es un trastorno de la fluidez que hace que no pronuncien correctamente las palabras y se tropiecen hablando.
En esta edad puede ayudar mucho realizar una terapia psicológica paralela especializada en tartamudez.
En el caso de las personas adultas, con una tartamudez persistente ya más instaurada, es necesario hacer una TERAPIA COMBINADA de logopedia y psicología para mejorar tanto el núcleo de la tartamudez, como las emociones y los sentimientos de miedo, angustia y vergüenza que pueden haberse añadido al tartamudeo inicial. A veces, el tratamiento farmacológico, al inicio, puede ser una buena ayuda si la ansiedad o las fobias nos están impidiendo llevar una vida plena. Un buen trabajo holístico nos ayudará a minimizar las probabilidades de recaída.